CASA TOMADA
Nos cuenta
la historia de dos hermanos (Irene y el narrador) que siempre han permanecido
juntos en una casa colonial muy antigua, a la cual han dedicado su vida para
mantenerla y cuidarla. Ninguno de los dos se ha casado bajo el pretexto de
cuidar la casa y les asquea la idea de que un día, cuando ellos mueran, primos
lejanos la vendan para enriquecerse. Después de una detallada descripción de la
casa y de las meticulosas costumbres de sus habitantes, encontramos el nudo: a
causa de unos extraños ruidos imprecisos (susurros, el volcar de una silla...),
estos dos hermanos tienen que ir abandonando partes de la casa que son tomadas
por los intrusos. Las incursiones de éstos acaban por tomar toda la casa y los
hermanos tienen que irse, tirando la llave por la alcantarilla.
Al
narrador, al igual que a su hermana, le gusta la casa por ser espaciosa y
antigua y, además, por guardar los recuerdos de su familia. Viven solos, tan sólo acompañados
por lo que se apodera de la casa. Realizan las tareas de limpieza juntos,
cooperando por igual. No trabajan, el dinero les llega de los campos que,
posiblemente, poseen y explotan sus trabajadores. En vez de hermanos, su
relación parece más bien la de una pareja. La casa es uno de los elementos
principales del cuento, ya que tiene la facultad de guardar recuerdos. Además,
en el cuento se hace referencia a la casa como "ella", cuando dice
que "era ella la que no nos dejó casarnos." La toma de la casa define
a los personajes, Irene y el narrador, pero también define a la casa en sí.